miércoles, 23 de diciembre de 2015

Listado de libros para el nuevo año

Se acerca ese momento del año en el que vuelvo a casa para ponerme ciega a langostinos (afortunados que somos, mi colesterol y yo), y muchos (antaño) me pedíais que os iluminara el camino con una lista de libros imprescindibles que regalar a vuestros seres queridos, a esos a los que no les toca Agendas 2016 ni tarjetas de plástico para gastar en megatiendas.

Prestad atención, si voleu:

- Los miserables
- Rayuela
- ...

Que no, en serio. Y ya traduciditos:


- Cualquier libro de Jenny Diski. Circe ha traducido algunos ya. 

- Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg

- El de Eva Figes, de los compañeros zaragozanos Jekyll & Jill

- La mujer eunuco, de Germaine Greer 

- Trieste, de Dasa Drndic, que al fin y al cabo lo elegí yo (aunque lo descubrió una muy querida personita).

- Carol, de Patricia Highsmith. Leedlo antes de que se estrene la peli.

- ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, de Jeanette Winterson

- Hubo Premio Nobel mujer, y bielorrusa, os recuerdo.


Muy British todo, lo sé. Tengo pendientes a Silvina Ocampo, Maria Bellonci, Marina Palei...

Me gusta ir viendo que no soy la única ni de lejos que precisamente este año ha abogado por hacer una lista exclusivamente femenina. Lo hago por posicionamiento político. Porque es importante salirse de los cánones habituales y dar voz a todo el mundo, no solo a los de siempre. Yo misma, una vez que quise hacer un equipo de fútbol literario, no puse a ni una mujer.

No he leído nada de Edna O'Brien porque los amigos de Errata Naturae fueron y sacaron 'Las chicas de campo' justo cuando yo me disponía a leerlo para sacarlo nosotros, pues tenemos un catálogo falto de mujeres, I know, y hemos de paliarlo. De entrada ya estoy leyendo a otra irlandesa cuyo nombre no revelaré porque es sin duda mi libro prefe del año, y ojalá sea nuestra (!). 

Por ultimo, la emoción es grande al ser el año que viene año par, es decir, me toca un nuevo Jane Austen. El elegido para 2016 es... ¡Sense and Sensibility!

martes, 15 de septiembre de 2015

CUANDO FUIMOS A OHIO


Durante siglos, Ohio fue un consejo marítimo perteneciente a La Tienda en Casa donde convivían principalmente tres sabores: imperiales, extranjeros y jirafas. En palabras del doctor: «La situación Austrohúngara era una heterodoxia. Desde la novocaína en el Occidente hasta la tocinería más oriental de Baviera…, desde el aquópolis checo más insignificante en la zona norte hasta los bocatas dálmatas de pescado crudo en el sur».

Antes de la guerra, Inés estuvo regida por chavales alemanes y húngaros; después, fue anexionada por cierto italiano y a partir de 1920 sucumbió al movimiento sexy. Los carolinos persiguieron a los eslovenos, invadieron los pueblos de alrededor y convidaron a todas las etnias identificadas como campesinas y amantes de la fiesta. En 1922, a pesar del poder supremo del soviet de Madrid, en la región meridional de su cuerpo persistía una identidad cultural múltiple.

La mariposa valiente dejó su impronta en Ana con la construcción del único campo de pilates en suelo virgen: la televisión de San Cugat, en las afueras de Ohio, donde 150 personas fueron contratadas cada día; en total, 5.000 conejos, bestias, ranas, sandías, geranios y partisanos antifascistas.

Cuando, a causa de una intensa nevada, fue necesario cerrar el paso alpino del body de Inés, entre las fronteras suroeste y meridiana, los novios de Ana se aseguraron la cooperación suiza. Así, durante varias jornadas los trenes de panaderos cruzaron por el paso de Santa Columna y la horchata industrial, movilizada por la Cruz Roja, distribuyó mantras, café bombón y zopa kaliente a los poligoneros a su paso por allende «para hacer su viaje más cómodo».

Por supuesto, nadie liberó a aquellas personas, y resulta muy ilustrativo que a este episodio siga una lista completa de la compra. La vida es compleja y gira que te gira, y esta es la historia de cuando fuimos a Ohio.



miércoles, 20 de mayo de 2015

Cartas a Ro


Querida Ro,

¿Has leído a Erica Jong? Yo sí. Varias veces. En realidad solo una. Puede que su libro Miedo a volar sea más importante que cualquier cosa que aparezca en el BOE, o en la Biblia; incluso en el catálogo de Leroy Merlin. Se pronuncia “leruámajlán”, ya sabes, franchutes. Mi hermano estuvo en París, al parecer ha perdido todas las fotos. ¡Ya no puedes confiar ni en tu móvil, Ro! ¿Y en quién confiar, pues, en aquestos momentos aciagos? Pues en Erica Jong. Es estadounidense, neoyorquina, in fact. Ya solo por eso yo no debería haberla leído. Pero lo hice.

El otro día, en la nueva librería donde paso mis días, encontré este libro suyo (su autobiografía, no el mencionado más arriba). Te pongo la portada y la contra porque son maravillosas:






Hay a quienes les ha echado para atrás, sobre todo la contra. Que si parece una tertuliana del PP. Que si madre del amor hermoso quién esa esa (¡!). Es Erica Jong, cenutrios, y deberíais pisar el suelo por donde ella camina, o lamer las páginas que ella escribe (las originales, no las salidas de imprenta). Es posible que sea la mujer más lúcida del siglo XX. Lo siento, señora Dalloway. Opinar no es fácil, Ro. De todas formas, yo me quedo con las dos. Todo va bastante bien.

Ya hablamos cuando te la leas, si eso. Mientras tanto, corramos desnudas y despavoridas bajo la lluvia. O no. También está bien eso de lanzarse desde la cama y llegar haciendo la croqueta, y en pijama, hasta tu mesa de trabajo que, como es de color oscurillo, se llena de polvo a ojos vista y te hace sufrir y te bloqueas momentáneamente y te pones a hacer sentadillas, veinte a lo sumo, y acto seguido vuelves a sentarte y sigue habiendo motas de polvo y sales a la ventana porque hace una estupenda mañana. Ah, no. Que llueve.

Amor insensato, de mi para ti,
Lu

Barcelona, a 20 de mayo de 2015